sábado, 19 de noviembre de 2016

Venerable Isabel María Satoko Kitahara,



Isabel fue una laica japonesa inscrita a la Milicia de la Inmaculada, nacida en 1929 y muerta en Tokyo, el 23 de enero de 1958, en el pueblecito de Arinomachi, donde había elegido vivir desde el 1950.

Isabel provenía de una familia no cristiana,  pero en 1948 pidió ser bautizada. Su conversión se debe a una experiencia especial que vivió ante una imagen de una Inmaculada de Lourdes. Ella en alguna ocasión entró en una iglesia católica junto con una amiga y estando allí a los pies de Nuestra Señora tuvo una luz especial que marcó toda su existencia. Ella misma lo describe así. “Era la primera vez que veía una imagen de nuestra Santísima Madre. Impulsada, no sé por qué, a entrar en esa iglesia, me quedé mirando fijamente esa estatua, sintiendo dentro de mí la presencia de una fuerza muy atrayente que no sabría explicar”.

En la vida de Isabel Satoko un hecho determinante fue el haber conocido al franciscano Conventual Zenón Zebrowski amigo y discípulo del padre Kolbe, que tras compartir con él en Niepokalanow se va a la misión de Japón a colaborar allí también con el apostolado franciscano y mariano. Viendo el servicio que este fraile prestaba a los niños en un Japón azotado por la pobreza después de la II guerra mundial, decide mudarse a un barrio muy pobre donde trabajaban los hermanos franciscanos para dedicarse allí a cuidar de los niños desamparados. El barrio se llamaba ciudad de las hormigas, porque en él habitaban grupo de traperos que por su incansable trabajo parecían hormigas.
 
Antes de morir, tras padecer tubercolosis al igual que el padre Kolbe, tiene que abandonar la ciudad de las hormigas por motivos de salud, estando lejos de ellos se entera de que las autoridades quieren acabar con esa labor y envía una carta a su antiguos colaboradores y un rosario con estas palabras: “[Este rosario] Está bendecido por el Papa. Pase lo que pase no se desanimen. Yo estaré rezando a ‘María sama’ (la Virgen María) hasta que vuelvan. Junto con ese rosario, pongo en manos del Señor mi vida, esa vida que he recibido de Él en depósito”.

Ella con su ejemplo nos enseña que los auténticos caballeros de la Inmaculada son los que entregan su vida al servicio de los hermanos más necesitados. Que interceda desde el cielo por todos sus con-milites para que sepamos dar gloria a Dios de la mano de la Inmaculada con nuestro servicio a los pobres.

 En Junio de 2015 el papa Francisco declaró sus virtudes heroicas y ahora estamos a la espera de un milagro por su intercesión para que sea canonizada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario